La historia de Mom
Muchas personas solo necesitan una pequeña oportunidad y el apoyo de una comunidad para alcanzar sus metas y avanzar en la vida. Proyectos de inclusión social como el del Centro Arrupe son indispensables para aportar esto a los más desfavorecidos. Quédate a leer la historia de cómo Mom aprovechó al máximo el apoyo que recibió.

Proyectos de inclusión social y educativa
Mom nació en una familia muy humilde de Battambang, Camboya, y siempre fue una joven muy trabajadora y comprometida. Sin embargo, a pesar de todo su esfuerzo, su situación pronto empezó a reflejarse en sus resultados académicos.
Según el Banco Asiático de Desarrollo (ADB), en 2023 un 20% de la población camboyana vivía con menos de 2$ al día. Lo que en el contexto educativo implica numerosas barreras relacionadas con la falta de recursos, poca accesibilidad, estigmas, discriminación y falta de apoyo. Por otro lado, el estado del sistema educativo aún presenta muchos desafíos que obstaculizan el desarrollo y la inclusión social de los niños y niñas de las comunidades más pobres. Existen enormes carencias a nivel de infraestructura básica, especialmente en términos de agua y saneamiento, higiene y personal cualificado. Las familias con más recursos pueden paliar estas situaciones con sus propios medios o incluso acudiendo a centros privados, pero esto es imposible en casos como el de Mom.
Ella, a pesar de sus esfuerzos, acabó repitiendo hasta 3 veces el noveno grado y, finalmente, no logró pasar el examen nacional de grado 12 que otorga el diploma de educación secundaria a los estudiantes camboyanos y una mejor oportunidad para conseguir una vida más estable.
Apoyo social y ayuda humanitaria
Mom quedó devastada por sus resultados, pero en su caso tuvo la suerte de que el jesuita Kike Figueredo intervino ofreciéndole la oportunidad de estudiar contabilidad en Las Salesianas de Phnom Penh durante dos años. Y una vez completada su formación en 2024, Kike le propuso hacer prácticas en la oficina de la prefectura apostólica de Battambang.
Durante tres meses trabajó muy duro ayudando con la contabilidad, organizando y traduciendo facturas. Después dedicó dos meses al cuidado y supervisión de los estudiantes del Centro Arrupe. Y gracias a su compromiso y dedicación, continuó trabajando como asistente, para después de dos años pasar a ser la directora del Centro Arrupe y el centro de acogida Lidy.
Educación para niños vulnerables

Por eso, para nosotros, la Fundación DESEA es de vital importancia ayudar en el fortalecimiento de comunidades como el Centro Arrupe, que puedan servir de refugio y centro de oportunidades para los niños a los que el sistema, su entorno, o múltiples circunstancias, les fallan.
El Centro Arrupe de Battambang, creado y gestionado por Kike Figaredo, da una segunda oportunidad en la vida a 57 personas, algunos de ellos muy pobres, otros con discapacidades físicas o intelectuales. De estas 57 personas, 28 son niños. Desde la Fundación, apoyamos la impresionante labor de Kike y sus proyectos de inclusión social en el Centro Arrupe, aportando 36.000 euros anuales (3.000 euros al mes), que financian gran parte de los gastos del Centro.
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