La fotografía y el turismo sostenible como herramientas de conservación

El pasado 5 de junio tuvimos la enorme suerte de pasar un día inolvidable en el auditorio de Pangea, rodeados de un magnífico grupo de personas comprometidas, solidarias, y conservacionistas. Allí pasamos dos horas hablando con Carlota Bruna y Arturo de Frías sobre medio ambiente, fotografía, conservación, viajes, sostenibilidad, y también de todo nuestro trabajo en la Fundación Desea.

El encuentro puso el foco en el optimismo y la esperanza a través de poderosas herramientas de concienciación y activismo como son la fotografía y el turismo basado en dejar impactos positivos y tangibles en las comunidades locales.

Fotografía para impulsar la concienciación sobre el medio ambiente

Imagen con mención de honor de la edición 2024 del concurso de fotografía de conservación Nature and Humans.

La fotografía es un medio increíble para conectar con el entorno. Y, por supuesto, para darlo a conocer. Nos impulsa a aprender sobre los lugares que visitamos, sus especies y ecosistemas, sus necesidades y ritmos… Todo ello converge en una imagen que representa todo lo nuevo que hemos ganado como personas, y en el encomiable deseo de compartirlo con todos los demás.

«Los humanos solo protegemos lo que amamos, solo amamos lo que conocemos». Esta es una frase que inspira mucho a Arturo, que compartió con nosotros cómo una sola fotografía tomada en el Ártico sembró en él la necesidad de volcarse en una cadena de proyectos solidarios que a día de hoy siguen avanzando con la visión de ayudar a construir y proteger un mundo más justo. Es justo en esta visión donde se entrelazan medio ambiente, fotografía y conservación.

Los proyectos fotográficos de Arturo se han materializado ya en 9 libros de fotografía (más los que están por venir). Y gracias a ellos la Fundación Desea ha logrado recaudar ya más de 190.000 € que han sido destinados a Aldeas Infantiles (2013-2020) y a los proyectos de la fundación de desarrollo rural, de protección a la población vulnerable, y de conservación del planeta.

La fotografía inicia una cadena de proyectos solidarios

En la actualidad, la Fundación Desea se encarga, en el eje de desarrollo rural, de financiar cooperativas rurales para impulsar el desarrollo en el Sur del Bolívar (Colombia). En el eje de protección a la población vulnerable, por un lado, financia la contratación de educadores especializados en el CEIP Santo Domingo de Zaragoza, para atender las necesidades de niñas y niños vulnerables que proceden de entornos muy complejos. Y, por el otro, destina 36.000 € anuales a la protección de personas con discapacidad física y sin recursos en Battambang, Camboya. Además, en el próximo curso académico, iniciaremos nuestro nuevo proyecto para la mejora y prevención de la salud mental de adolescentes en España. En el eje de conservación del planeta, también continuamos promoviendo la concienciación medioambiental mediante los libros de fotografía y la organización del concurso internacional de fotografía de conservación Nature and Humans, que actualmente se encuentra en su 4ª edición, abierto hasta el 1 de septiembre.

¿Se puede viajar de manera sostenible?

Viajar siempre ha sido considerado una actividad cultural muy enriquecedora para el ser humano. Nos da a conocer contextos muy distintos a los de nuestro entorno más cotidiano. Nos ayuda a aprender y a comprender la diversidad, y también a adquirir nuevas perspectivas que nos mejoran como personas. Y la verdad es que es algo muy común que muchos definan el viajar y conocer todo el mundo como su principal afición o aspiración vital.

Sin embargo, cada año parece que perdemos más y más batallas en lo que respecta a la crisis climática y a las desigualdades sociales. Todo ello pone en entredicho los modelos de consumo actuales y nuestros sistemas de producción. Arrojando luz sobre las realidades del modelo predominante de turismo. Cada año los expertos gritan a la sociedad la urgencia de encontrar un equilibrio sano con la naturaleza y de, entre otras cosas, trasladar esto a un nuevo concepto de turismo más sostenible, consciente, respetuoso y beneficioso para todas las partes.

Viajar para aprender sobre conservación

Arturo y Carlota nos contaron cómo a ellos viajar les ha permitido, por un lado, conocer, y por otro, dar a conocer el terrible estado de muchos lugares del mundo que deben ser protegidos con urgencia: océanos llenos de plástico, ecosistemas heridos por la caza furtiva y la contaminación, vertederos interminables de textiles y electrónica, y los terribles efectos en las comunidades que habitan o dependen de estos lugares.

Y conocer estas realidades ha dado lugar, afortunadamente, a muchos proyectos solidarios que cada día trabajan por modelos más sostenibles y por la construcción de un mundo más justo. Entrar en contacto con estas imágenes del estado del medio ambiente nos impulsa a su conservación.

Turismo respetuoso con el medio ambiente

Pero podemos hacerlo mejor. Cada uno de nosotros ejerce un impacto en el mundo que le rodea, allá donde vaya, y sin duda, podemos elegir cómo queremos que sea ese impacto. Y por eso, una de las lecciones más valiosas de la tarde fue el decálogo del buen turismo:

  1. Apoyar negocios locales;
  2. Respetar la vida silvestre sin interacción invasiva;
  3. Comprar artesanías sostenibles y autorizadas;
  4. Consumir recursos con moderación en zonas vulnerables;
  5. Viajar poniendo el foco en la comunidad local que vamos a visitar;
  6. Practicar actividades de bajo impacto ambiental;
  7. Visitar las áreas protegidas con guía local y con el máximo respeto a las normas;
  8. Elegir safaris fotográficos éticos;
  9. Buscar alojamientos legales y responsables que estén gestionados por gente local;
  10. Practicar buceo y snorkel responsables en los arrecifes.

“Respetar la cultura local, proteger la biodiversidad y no dejar rastro negativo durante tu estancia” —Palau pledge.

La conservación comienza en casa

Carlota también nos hizo reflexionar sobre nuestro impacto diario en el mundo. No necesitamos viajar con frecuencia, ni al rincón más alejado del mundo, para trabajar nuestra conciencia global. Podemos viajar menos y planear estancias más largas que puedan dejar un impacto positivo tangible. Podemos apoyar ONGs desde casa, y alejarnos de las prácticas de redes sociales que viralizan destinos y urgen a millones de usuarios a visitarlos. Estos comportamientos ponen en peligro su integridad y conservación.

Y para hacerlo bien viajando, primero podemos hacerlo bien en casa: revisemos siempre nuestro consumo y alimentación, lo que hacemos por nuestra comunidad, y tomemos siempre decisiones políticas bien estudiadas y fundadas en el deseo de conservar la naturaleza y nuestro mundo.

Ante la frustración y la impotencia, nosotros nos quedamos con el pensamiento optimista y luchador de Carlota: «No hace falta hacerlo perfecto, solo lo mejor posible».

Gracias por asistir

Para nosotros fue verdaderamente alentador conocer vuestro enorme interés por ser cada día más conscientes y tomar las decisiones correctas para proteger el mundo y la naturaleza. 

La verdadera esperanza de la tarde estuvo en saber que vosotros sois nuestro futuro, ¡un futuro que será brillante!